lunes, 13 de junio de 2011

The end of the world...

Autopista Buenos Aires - La Plata. Día de semana, temperatura templada. Viajo cómodamente sentado en el Plaza, cuando de repente, diviso un color extraño en el cielo. No, no parecía smog, tampoco la común polución aérea. Era un color más espeso que de costumbre.
Dubitativo, pienso en llamar a mi señora para preguntarle si había pasado algo. Si vió alguna noticia en el noticiero que me saque esta duda. Pero lo dejé ahí.
E hice mal. Porque dejarlo ahí significa que el cielo, la tierra, el aire, pueden estar pudriéndose que uno no va a reaccionar. Vamos a llegar al día en que todo nos importe un huevo y no tengamos más mundo para disfrutar. Llegará el día en que nuestros hijos nos van a putear, a nosotros y a sus abuelos, por no haber hecho lo suficiente por preservar el mundo. No digo salvarlo, sino preservarlo.
Y todo esto lo pienso ahora. Porque en ese momento, yo, pensé que se venía el fin del mundo, estando lejos de todos, en la autopista...

domingo, 17 de abril de 2011

Wow!

Vaya que pasa el tiempo. Uno cree o siente que no, pero es así.
Ahí andan los retoños, desarmando mi cama por enésima vez, sin un padre que les ponga límite momentáneo, aunque después van a tener que "ordenar"; los dejo hacer para no regañarlos tanto, total...
Mientras tanto, miro el gris cielo por las ventanas, espero que caiga la lluvia para no hacer nada más que escucharla. Hoy no tengo ganas de nada. Pero en serio.
También me gustaría que ella estuviera acá, no aguanto los fines de semana a medias. Yo sé que trabajo es trabajo, pero es lindo dar vueltas y vueltas en la cama hasta que nos interrumpen los niños. No es lo mismo lunes y martes que SABADO y DOMINGO. Es cuestión de tiempo, me permito creer en eso.
Ahogaré mis penas con galletitas y queso Tholem...